13 de enero de 2013

MENTIRA, SIETE LETRAS ENGAÑOSAS



“BASTA UNA MENTIRA PARA PONER EN JUEGO TODAS LAS VERDADES”

Quien  esté libre de pecado… 
A todos nos gusta decir “yo no miento” …pero sí que todos lo hemos hecho, quien más, quien menos, pero sin dudarlo todos alguna vez lo dijimos justificándonos : “Fue una mentirita piadosa” cuando nos referimos a una de esas que pareciesen no causar daño, utilizada por ejemplo para eludir algún compromiso :“Me encantaría asistir, pero tengo una obligación previa”, evitar quedar grotesco :“Estás excedido/a de peso, esa ropa te queda muy mal”, o una que eluda una falta menor :“Me demoró el transporte”.
No intento minimizar el valor intrínseco de la palabra, una mentira es una mentira, pequeña o grande… pero todos sabemos que no es lo mismo una “salida diplomática” que una mentira que involucre sentimientos y cause daño a otros.

Muchas veces suplantamos, aplicando el tacto, una verdad que resultaría cruda… o hasta cruel, por una evaluación más piadosa y que resulta más admisible. Claro que en cada caso se puede apelar a una forma de hacer saber al otro lo que podría resultar en una crítica constructiva, solo hace falta encontrar el momento y la circunstancia adecuada para ello.
He comprobado que no a todos les vienen bien las apreciaciones ajenas aunque apunten al bien que intentamos hacer…pero tampoco enfocaremos hoy este tema que es materia de largo debate.

“La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio”.



 Por cierto no podemos obviar el hecho que la verdad es relativa, es nuestro propio punto de vista, no menos verdad que el punto de vista del otro,  por lo cual, cabe utilizar un recurso natural que no todos utilizan: El sentido común.

Podría decirse que hay muchísimas categorías de mentiras y mentirosos, pero esta vez, vamos a dividir solo en dos: las sutiles sin daños a terceros, y las que si los causan.

Las primeras serían esas mentirillas ligeras de las que hablábamos, las cuales dejaremos de lado hoy, para enfocarnos en la otra categoría:  las de grueso calibre, o alto alcance.
Esta última abarca  mentiras especuladoras, que esconden la traición, las que causan daños mayormente irreversibles o  dejan secuelas y cicatrices que no cierran fácilmente. 

Ser mentiroso no podrá jamás ser un atributo positivo. Muy por el contrario. Nunca será aprobado socialmente quien es reconocido como tal, solo en la excepción que padezca una enfermedad (mitomanía) y que sin lugar a duda es tema de profesionales, como he mencionado en otros temas anteriores.
Hablemos entonces lo que causa LA MENTIRA, de cuán nocivo resulta para cualquier relación humana, las huellas que dejan en su camino y que difícilmente encuentren uno de regreso.

El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera”. Alexander Pope

La mentira genera más mentira, es un enredo del cual no se sale ileso. Tanto quien la emite como sus receptores son víctimas en algún punto de la historia, y de alguna manera salen lastimados. Generalmente el mentiroso CREE que es creído, pero en realidad no suele darse cuenta que en muchas ocasiones su propio enredo lo expone a la sospecha, ya que es común que no recuerden con lujo de detalles su invención por lo cual cuentan una  y otra vez la historia con datos contradictorios. Y mientras cree que salió airoso de una situación, en el otro se va generando un escozor que puede concluir en la profunda desilusión y alejamiento.

Nunca  falta el “profesional de la mentira” que pareciese estudiarse sus libretos y al que cuesta mucho más descubrir, pero como bien dice el refrán: “Al mejor cazador se le escapa la liebre” y también tarde o temprano, la verdad toma el lugar que le corresponde.
No podemos negar que hay mentiras “casi” eternas, gente con pocos escrúpulos que sostienen un embuste por años y perfeccionan el “arte” de engañar hasta casi conseguirlo…
Pero como hay infinitas variantes y resultados, tantas como mentiras rodando junto al mundo, me enfocaré más bien en las consecuencias que acarrean las mentiras.

¿Por qué mienten algunas personas y sostienen con uñas y dientes un engaño que no tiene forma de ser sostenido?

En mi entender, es porque no tienen la capacidad de aceptarse, de enfrentarse con su propio yo e ir de frente al mundo tal y como uno es. O bien, porque su escala de valores está comprometida y ejerciendo la manipulación y el engaño consiguieron ciertos objetivos en muchas ocasiones. 

Analizando CUANTO duraron esos logros, podríamos llevarnos muchas sorpresas, porque está hartamente comprobado que suelen ser efímeros,  esos beneficios terminan desmoronándose tarde o temprano.

Una mentira no tendría ningún sentido a menos que sintiéramos la verdad como algo peligroso.  Alfred Adler
Y aquí en esta frase de Alfred Adler podríamos deducir que es un mecanismo para evitar consecuencias de un mal obrar, una incapacidad de afrontar la verdad tal y cual corresponde a la ética y valores.
No poder asumir las consecuencias de esa conducta, utilizando la especulación para intentar evitarlas, da cuenta de esa falta de valores, de una flexibilidad para con ellos que apunte exclusivamente a su provecho e  intereses personales, desentendiéndose de los de los demás.
Resumiendo, una penosa forma de proceder aunque muy extendida por estos tiempos.

“La mentira tiene muchas facetas: reticencia, cabildeo, murmuración... Pero es siempre arma de cobardes”.
San Josemaría Escrivá De Balaguer

Lidiar con alguien que miente es un contexto más que desagradable. El mentiroso encuentra una constante justificación para sus entelequias cuando es descubierto:
      “Tenía miedo de perderte”
      “No quise lastimarte”
      “Tuve miedo”
      “Pensé que no era el momento de decirlo”
      “No sé por qué lo hice”
Y así una interminable letanía de excusas, que no son más que eso EXCUSAS que causan daño irremediablemente. 

Alegar “miedo a no ser perdonado “es otro recurso que se maneja para justificar una mentira. ¿Es acaso válido desde algún punto de vista?
No lo creo, la mentira es muy dañina, genera sensación de traición, alejamiento, pérdida de la confianza, dolor y consecuentemente heridas profundas. ¿Quién en su sano juicio aceptaría vivir en un estado de engaño constante?

“Somos fácilmente engañados por aquellos a quienes amamos”.
Moliere


Pero... aunque a muchos les resulte hasta extraño, las mentiras no siempre causan el mismo efecto lógico de rechazo.

Por el contrario, en muchos casos el destinatario de éstas utiliza el recurso de la NEGACIÓN, ese mecanismo de autodefensa para no sufrir. Y sigue el curso de la mentira como si ésta no existiera…en ocasiones observé gente que prefirió callar y disimular situaciones más que obvias, antes que enfrentar lo inevitable: LA VERDAD
Es como si se cubrieran de una coraza, un bloqueo para vivir en la ilusión de que alguna cosa es de una manera, minimizando la  situación para continuar viviendo en ideales, en ilusiones que no son tales .
Es cierto que conocer ciertas verdades puede ser muy doloroso, pero  ¿De favor nos hace eludirlo, negarlo? ¿Es realmente sobre llevable vivir en un estado de desconfianza permanente?
“Nunca nos engañan, nos engañamos a nosotros mismos”.

Y es así, solemos dejarnos engañar por muchas razones…No perder lo que creemos estable, una ilusión que se dibuja encantadora, el miedo a recomenzar si es en una relación de pareja…tantas y diversas razones que nos llevaría meses desglosarlas.
Ahora bien, hay gente que carga el mal arte de mentir como la necesidad de respirar.  Cada vez se ve más y más. Un ejemplo concreto son las redes sociales.
Es el nido de mentiras más grande que haya conocido: gente que simula ser quien no es, desde fotos falsas o trucadas a personajes inventados y sostenidos por otros que lo alimentan. Alter egos que ocupan su tiempo insultando a otros, buscando la forma de criticar, ensuciar, lastimar a otros…
Personas que viven sus vidas enfocadas más bien en la de los demás, fingiendo mayormente desde el cariño al interés, mostrando una cara pública muy distante de la verdadera pero fácilmente creíble en estos espacios. Una forma de impunidad avalada por el relativo anonimato que facilitan las redes. Y apoyada también en quienes alimentan estos procederes.
Esas mismas personas que tienen un entrenamiento de años en la mentira, que han logrado conseguir ciertos objetivos como seducir, enamorar, disfrazarse para mostrar su propio ideal de sí mismos, son generalmente  altamente peligrosas. Saben cómo encontrar presas fáciles.
Y no podemos obviar a quienes utilizan estas redes para beneficios propios y sin remordimientos, con el fin de llegar a algún objetivo en particular, no dudan como mencioné anteriormente en destruír,  denigrar, herir, calumniar a quien se interponga en su blanco. No hay códigos para ellos, solo prevalece la doble faz, la mentira como vehículo de alcanzar sus metas.
“Una mentira es como una bola de nieve; cuanto más rueda, más grande se vuelve” Martin Lutero


¿Qué pasa cuando se descubre una mentira? 
 
Lo más común es JUSTIFICAR, buscar y rebuscar inútiles excusas,  trasladar la responsabilidad al otro, alegando que lo hizo porque el otro lo llevó a ese punto...que fue por evitar males mayores…tantas pero tantas excusas que no hay forma de enumerarlas.
Cuando la verdad surge en forma inevitable, el mentiroso comienza una seguidilla de actuaciones, llantos, pataleos, promesas de cambios…y la inevitable alegato de “autodefensa”.
¿Es plausible esa “autodefensa” que se esgrime para justificar una mentira?
No lo creo así, en mi opinión una persona que utiliza esta táctica, es alguien con grandes dificultades de enfrentarse con las verdades de su propia existencia.

 “Engullimos de un sorbo la mentira que nos adula y bebemos gota a gota la verdad que nos amarga”.
Denis Diderot


Retomando entonces ¿que produce la mentira a quien la emite y a quien la recibe?

Hay tantas respuestas como mentiras, interminables.

El punto es que el mentiroso que tiene incorporado el hábito, se cree su propia falacia, disfraza sus palabras generando convicción lo que hace difícil para la otra parte poder diferenciarlo. (Siempre y cuando esa parte quiera hacerlo).

Quizás una mentira no dure tanto tiempo, pero es muy común que esto suceda. La persona CREE en la mentira o más bien, LA ACEPTA pero en su interior SABE que SI lo es.

Parece un juego de palabras, pero si observan a su alrededor verán que encuentran muchas personas que lo hacen. Uno de los más comunes ejemplos: La novia engañada que “cree” que su novio fue presa de una “tentación” y sentencia que no se repetirá la traición aunque éste sea un mujeriego empedernido. 

 En general, el embustero es un gran manipulador que sabe detectar los puntos débiles para “encajar” su engaño…y suele tener éxito!
Ante el requerimiento, cuenta lo que le queda bien, lo que lo deja mejor posicionado, lo que genera menos cuestionamientos o atrae menores consecuencias…pero…la verdad no admite partes, ES O NO ES.  
“Una verdad a medias, es una mentira completa”.

Y ¿Por qué  en tantos casos la mentira suele tener éxito?
Como dijimos, muchas veces preferimos creer antes que sufrir, y se finaliza sufriendo doblemente… pero hasta completar el proceso de develar la verdad, muchos suelen discurrir en la duda.
Depende de cada personalidad, porque como dijimos, hay quien prefiere obviar la mentira para no perder a quien idealizó, buscando la forma de justificar su accionar y en ciertos casos pasa mucho tiempo hasta que la persona damnificada acepta el engaño.
 El daño en el medio del proceso puede ser muy grave o irreversible, pero tarde o temprano, la mentira muere… y deja lugar a los restos desechos de lo que fue….

“Una mentira nunca vive para llegar a vieja”.

El mayor problema entonces es ese “intermedio” donde se generan las heridas más profundas
Entre otras tantas cosas que genera las más dolorosas son
      La duda, la incertidumbre
      Los fantasmas por suposiciones
      La imaginación exacerbada
      El dolor y el resentimiento
      La angustia
      La desilusión
      LA CONFIANZA ROTA
Y como cada caso es único, aunque todos lleven el factor común de la patraña, será cada uno quien pueda o no lidiar con las consecuencias de estas lesiones que afectan hiriendo severamente las relaciones humanas.

Las claves más comunes para detectar las mentiras:

Cuando las palabras no se condicen con los hechos, no hay verdad posible.
Cuando las excusas son constantes llenas de dilaciones y rodeos.
Cuando el discurso es confuso, no se sostiene en hechos comprobables.

Cuando prevalecen las mentiras y excusas, no habrá confianza posible

¿Cuándo es posible dejar pasar o perdonar una mentira?
¿Se perdona REALMENTE una mentira, o se la deja “archivada” en un rincón?

Depende de cada uno y hasta qué puede perdonar, de sus límites, de la gravedad de la situación y sus consecuencias.
Uno cree lo que quiere creer dijimos.
      Pedir perdón desde la más honesta sinceridad, admitiendo el error
      Cuando el error no deja huellas tan profundas que resulten irremediables
      Cuando se condigan los cambios necesarios para recuperar la confianza rota
      Cuando se aceptan las consecuencias

“La peor verdad sólo cuesta un gran disgusto. La mejor mentira cuesta muchos disgustos pequeños y al final, un disgusto grande”. Jacinto Benavente
¿Por qué algunas personas pueden perdonar a algunos temas de peso y no a otros errores menores o sin intencionalidad de daño?

Esto también es más que común, suele suceder que es más fácil minimizar el mal obrar de aquel que se ha idealizado que el error de un semejante. 

 “Uno cree lo que quiere creer”

El dolor que produce una mentira sostenida en miles más, tiene un alcance inconmensurable en el corazón de quien la acoge.

La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo. Engañar a los demás es un defecto relativamente vano.


 En este año de grandes cambios, reflexionemos buscando en nuestro interior la respuesta sobre si es posible seguir el rumbo de vivir entre fábulas e ilusiones sin sustento, o en la verdad que ilumina el alma y proyecta al resto esa luz. 
Hasta la próxima!!!