25 de agosto de 2015

TRAICIÓN: 8 letras desleales


Hay tantas formas de traición que enumerarlas sería imposible. 
Si podría decir que las hay de mayor o menor grado, según el daño que hubiesen causado.

Veamos…

¿Alguna vez un amigo que te dejó saber cuán inquebrantable era la amistad entre ustedes, un buen día, de un momento a otro…te dejó en el olvido?
¿O quizás te haya sucedido que te dijeron que el amor que te profesaban era intensamente verdadero, que vencería toda dificultad…y ante ella se rindieron sin el menor esfuerzo?
¿Tal vez entregaste un secreto a alguien que te merecía plena confianza y esa persona lo divulgó?
¿Compartiste con alguien de tu amistad cercana un deseo, proyecto o aspiración, creyendo que te ayudaría a obtener lo buscado y esa persona se adelantó consiguiéndolo para sí misma?
¿Hubo en tu vida alguien que te prometió ser sincero, honesto, jamás mentir y descubriste que una, otra más otra vez, incurría en estas faltas sin contemplaciones?
¿Descubriste que tu pareja te había sido infiel? O tal vez ¿Qué mantenía relaciones paralelas por mucho tiempo?
¿Alguien que te inspiraba enorme credibilidad te colmó de ilusiones, planes, promesas y luego como por arte de magia, esa persona se olvidó de lo dicho y te quedaste con la tremenda sensación de frustración que ello produjo?
¿Acaso te ocurrió que una persona de la que suponías un aprecio sincero, te difamó o deshonró, manchando tu imagen por causa de su propia frustración, envidia o cualquier otra injustificable razón?
¿Tuviste un jefe o compañero de trabajo que al verte destacar por tu carisma, desempeño o capacidad para ascender te puso “palos en la rueda” o logró con sus influencias que te despidan para evitar que le resultes una amenaza?

Todo eso…y muchas cosas más son esas:
 “Ocho letras desleales”

Ni más ni menos que la desagradable TRAICIÓN.

La traición es por definición, una falta que quebranta la lealtad o la fidelidad que se debería guardar hacia alguien o algo.
Solo nombrarla provoca rechazo.
Es un golpe a la autoestima, a nuestras certezas, a nuestras expectativas. Encierra irreparablemente la pérdida de la confianza.
Se desmoronan las estructuras que sostenían el vínculo, fuese cual fuese, y comienza generalmente un largo camino de dolor y congoja que hay que intentar superar.
En principio se agolpan, confusos, muchos sentimientos negativos: ira, rabia, desconcierto y naturalmente una gran sensación de pérdida. Que estos sentires desaparezcan, dependerá de la actitud con la que los enfrentemos.

Pueden suscitarse acaloradas discusiones, reproches y reclamos de todo tipo. De acuerdo al vínculo, podría suceder que a lo largo del tiempo se fluctúe entre el recuerdo y el olvido, lo que generaría seguramente muchas rispideces.
Principalmente, las traiciones provienen de alguien de nuestro círculo íntimo, esas personas por las que sentimos un aprecio especial y nos defraudan dejándonos en medio del desconcierto, la desilusión y la tristeza.
 Quien actuó en la forma opuesta a la prevista, nos provoca categóricamente un impacto negativo que traerá sin duda alguna sus duras consecuencias.

La traición se da en cualquier ámbito sea éste familiar, de pareja, amistad y también de los representantes que elegimos para ser gobernados.
Es tal como la maleza, crece en silencio…y cuando ya trepó…sus efectos pueden ser irremediables.


En la vida de todos nosotros hay acuerdos, reglas…sean concretas o abstractas, y quien las incumple, está rompiendo un pacto preestablecido, con las secuelas que de esto devengan.

Es una palabra que camina de la mano con el dolor.

Al romperse la confianza, ganan lugar sus opuestos, la desconfianza, o el temor a la recurrencia de la hipocresía o la mentira.

De alguna u otra manera creo que todos alguna vez fuimos traicionados…y hay quienes: muchas…
Y también que lo hemos hecho, con o sin intención, con o sin justificación. (Si cupiera acaso la opción de justificar).
Pero no demos vueltas…La traición es TRAICIÓN… sea mayor o menor… las causas y circunstancias solo servirán a los involucrados a la hora de poder perdonar, re acomodar…y superarlas o no.
Por menor que fuese, la falla que la provocó, causa efectos a largo plazo. El proceso es muy doloroso para quien sufrió el desengaño y solamente con una reversión de conducta sostenida en el tiempo, cabe la posibilidad de rehacer lo roto. Pero de eso hablaremos más adelante.
La traición como bien dijimos es un acto de deslealtad y ésta
siempre duele y mucho…y si es reiterada muchísimo más.
Cabe preguntar aquí: ¿Por qué alguien podría traicionarnos más de una vez?
La respuesta ofrece también diversas variables. Dependiendo del vínculo y su proximidad.
Conozco muchas personas que intentan perdonar, buscan recomponer  o deciden creer en el arrepentimiento de quien cometió la traición. En ocasiones, están los que buscan justificaciones para negar el dolor recibido. Solemos decir ¿Cómo fulano de tal no puede ver lo que está sucediendo en sus narices?...y es así… ¡NO PUEDE VERLO!  y por ello se repite la traición...
 La Psicología lo denomina “Negación”, un mecanismo de defensa para huir del dolor y que generalmente este proceso dura entre seis meses a dos años, obedeciendo a  cada caso y personalidad.”
Esto dicen los especialistas sobre la cuestión:
La negación consiste en la invalidación de una parte de información desagradable o no deseada y en vivir la propia vida como si aquella no existiera”.
Como escribí en temas anteriores, no es área de mi competencia, por lo cual me enfocaré en mis recopilaciones y experiencias.
La traición toma muchas formas tal como dijimos pero algunas son verdaderamente crueles.  
Hay diversas opiniones, como ésta: 

“Más traiciones se cometen por debilidad que por un propósito firme de hacer traición”.

Todo se reduce a lo mismo por grande o pequeño que parezca el acto de traición, el denominador común es el desconcierto y el dolor. La consecuencia: desconfianza y temor de volver a creer en la integridad de esa persona que fue capaz de faltar a lo que creímos eran sus convicciones.


Esos amigos que nos parecieron una extensión de nosotros mismos, a los cuales sentimos cuales almas gemelas y de repente, un factor desencadenante, nos deja ver que albergaban celos, envidia, competencia, intereses personales y estaban allí, casi a la vista pero no podíamos ni imaginar que era posible…


Seres queridos que nos colmaban de elogios y nos parecían empáticos, infringen el respeto de la confianza otorgada, cometen infidencias, critican, esparcen rumores, deshonran y hasta difaman a quien hasta entonces parecía ser de su íntima amistad…a veces por las mismas razones enunciadas en el párrafo anterior, otras por algún “disparador” como la frustración personal, el deseo de ser como el que detractan, por conseguir algo que no les estaba reservado pero no soportan no obtener…o cualquiera de ellas por ser víctimas de una influencia nefasta que los conduce a obrar en forma traidora. 
Hay quienes llegan a límites muy conflictivos o hasta peligrosos, particularmente cuando se utiliza la especulación para conseguir algo que no le pertenecía o que se manipuló para lograr el objetivo en detracto de su amigo, compañero, familiar o pareja. (Bienes por ejemplo).
A veces las traiciones solo son a causa de intereses económicos, o para lograr ciertas posiciones sociales, laborales o de liderazgo. En otros casos son claramente relativas a los sentimientos.
Todas las formas involucran dolor, tristeza, desazón y también como ya mencioné,  emociones de rabia, impotencia y hasta violencia hacia quien deshonró el pacto tácito o explícito que se genera en toda relación.

La mentira es el factor común. 

Pudiesen parecer menores, pero generar falsas expectativas, crear ilusiones, prometer lo que no ha de cumplirse, es también un hecho de traición.
¿Quién pudiese sobrellevar ligeramente ver desmoronados sus sueños o anhelos cuando estaban ligados a los de la persona que los ayudó a crear?


¿Cómo podría un amigo de toda una vida, aceptar con levedad que el otro amigo le da la espalda por alguna razón mezquina, probablemente influenciada por un tercero que decide imponer su voluntad acerca de alguna situación en particular?

¿De qué forma lograría aceptar la distorsión de una verdad provocada por la frustración personal, los celos o la conveniencia?
¿Hay acaso una manera sutil de soportar una infidencia cuando hemos confiado un secreto y éste fue divulgado por falta de ética de quien debió reservar la confidencia cedida?

¿Resultaría llevadero ser deshonrado, difamado, descalificado o hasta agredido por quienes solo pretenden ocupar nuestro propio lugar?
…muchas preguntas más que ocuparían horas de debate…

Callar es otra forma de traición. Cuando uno conoce o intuye que se está elucubrando una traición y no hace nada para impedirlo (o al menos intentarlo) está siendo cómplice, aun sin saberlo.
Estos puntos sintetizan muchísimo de lo que provoca una traición.

Están íntimamente ligados, porque LA TRAICION contiene uno o más de estos ítems. Donde hay infidencia hay mentira, donde hay intereses personales hay ingratitud. Donde hubo promesas incumplidas hubo palabras sin sustento, falta de empatía y así…


Creo que lo que decidamos hacer, está en relación directa con la actitud de la otra persona. Muchos factores serán determinantes: Si se arrepintió del daño causado, si no persiste en la conducta, si ofrece razones para volver a confiar en ella…
 Cuando la mala conducta se repite las probabilidades de restablecer se tornan prácticamente nulas. Lo contrario sucede cuando hay sincero arrepentimiento.

Sea cual fuese la actitud de la otra persona, el camino para liberarnos de la angustia, la desazón o la tristeza es uno solo:
EL PERDON.
Hace tiempo escribí sobre el enorme beneficio del perdón. Hoy solo quiero recordar un par de puntos sobre el tema.  
Perdonar no significa avalar la conducta del otro. Tampoco tener que volver a relacionarse en forma directa. Eso dependerá de cada quien.
Perdonar es liberarse del dolor que provocó el acto entendiendo que esa persona no fue capaz de comprender el daño que causaba. 

SOLTAR ese dolor en favor nuestro!!! 
Perdonar nos eleva por sobre el error ajeno, nos permite evolucionar, nos da alas…
Hace poco leí una frase que me parece muy apropiada:

“Perdonar es ir al pasado y regresar ileso”
Cada uno de nosotros tenemos la capacidad y la posibilidad de liberarnos de toda la carga negativa que nos causa un peso innecesario y retrasa nuestro avance.
Dicen que todo es aprendizaje, entonces, hagamos de cada dolor una lección que nos llevará sin lugar a dudas a un espacio de mayor sabiduría, paz y armonía.

Hasta nuestro próximo encuentro!!!
Quiero dejar un especial agradecimiento a dos personas que admiro por sus convicciones y sus generosas almas que están siempre al servicio de quienes necesitan de ellas. Porque iluminan mi vida: A mis queridas amigas del alma Susana Patricia Alsina y Viviana Damonte.