16 de marzo de 2015

LA PALABRA: Valor que no cotiza en bolsa

Para que un valor pueda cotizar en bolsa, debe ser muy alto el precio del mismo.  

 En otros y ya lejanos tiempos, LA PALABRA regía. Quien la daba generaba un compromiso, un pacto que generaba una deuda que valía su honor. Ese tiempo fue pasado. El valor se ha perdido.
Es tiempo de recuperarlo. La palabra VALE y mucho. Entonces es nuestra misión individual recobrarlo.


Hace tiempo abordamos el tema de LAS PALABRAS…sobre su poder y alcance…Hoy, retomaremos el tema, recordando, fortaleciendo y profundizando un poco más sobre el valor de éstas.

Porque CADA palabra tiene el inherente, pero además está el que cada uno de nosotros le da al proferirlas y el que el otro recibe al escucharlas.

Para mí, el verdadero valor es aquel que se condice con lo que hacemos.
Nuestras palabras nos definen.

Cada una de las que pronunciamos, muestra lo que somos.
Cada una de las que no acompañamos en su más intrínseco significado, nos pone en evidencia, en todos los sentidos.
Ellas muestran nuestra cultura, nuestro nivel de credibilidad, nuestra tolerancia, nuestro respeto, la confianza que inspiramos…y sobre todo, nuestros valores y la visión de la vida que tenemos.

Sean éstas cultas o soeces, pomposas o sencillas, siempre muestran gran parte de lo que somos.
Aunque haya quien intente disfrazar sus discursos.

Nunca falta quien intentando personificar a alguien más, apele al recurso de la expresión ostentosa, para “impresionar” a su audiencia y termine atrapado en su cometido por utilizar palabras aparatosas pero con poca coherencia.


No hace falta utilizar palabras señoriales para ser más o menos que otra persona, cuanto más sencillo se hable, más fácil llegará el mensaje.

¡Tenemos que saber que las palabras tienen vida!!!

Que la dan o la quitan. No en un sentido literal, en uno figurativo.
Pueden ser verdaderos tesoros resonando como bellas melodías en los oídos de quien las recibe…y también pueden ser disparos de cañón si se utilizan con intención de herir.

No es aceptable ni creíble decir: “Lo dije en un momento de rabia”
Todos deberíamos saber que eso se traduce:
“Salió de la cárcel de mis pensamientos ocultos, cuya llave la tenía la ira que las soltó”.

Y la ira no es buena amiga. De nadie.

Un buen escritor expresa grandes cosas con pequeñas palabras; a la inversa del mal escritor, que dice cosas insignificantes con palabras grandiosas.
Ernesto Sábato

Coincido con el pensamiento de Sábato, pero no solamente un escritor, también es válido para todas las personas que creen que se ven mejor hablando de una manera casi teatral y en muchas ocasiones se enredan en las palabras, haciéndolas incomprensibles…

Dijimos que las palabras tenían vida, poder y alcance.
Pocas veces se conoce esto último. Su trayectoria puede ser impredecible y causar efectos de variada magnitud, tanto para bien, como para mal.
Las palabras generan todo tipo de efecto: confianza, seguridad, tranquilidad, angustia, calma, alegría, tristeza, enaltecen, detractan,
Dan y quitan.

Las palabras una vez pronunciadas, no regresan

Por eso es mejor cuidarlas, porque nunca sabremos a ciencia cierta su efecto en cada receptor.

Las palabras tienen PODER!

-       Alivian
-       Detractan
-       Ayudan
-       Hieren
-       Ilusionan
-       Amargan
-       Alientan
-       Desmoralizan
-       Brindan confianza
-       Quitan la esperanza
     
Y tantas, tantísimos sinónimos que no se reducen a verbos, adjetivos o sustantivos abstractos.

De esto se trata, de comprender que la PALABRA no puede ser arrojada al azar, no debería jamás ser dicha sin medir su trascendencia.

Tomar con liviandad lo que decimos, pone en riesgo nuestro honor, socavando nuestra integridad.

Es por demás corriente, que algunas personas se dejen llevar por emocionalidad temporal, pronunciando declaraciones de las que poco después no puede hacerse cargo.
Las promesas incumplidas hacen mella en quien depositó su confianza en ellas, quebrantando su propia confianza y hasta deteriorando su autoestima.




¿Cómo alguien podría decir ciertas cosas, prometer, jurar, ilusionar o generar expectativas  que NO PUEDEN CUMPLIR, y luego pensar que su receptor no recibirá el impacto o efecto?



Todo lo que decimos lo causa.


Unos simples ejemplos bastarán para graficar lo expuesto

 -“Te voy a cuidar.”  Pero NI se cuida, ni se interesa, ni se preocupa por interiorizarse de lo que esa persona que deseaba ser cuidada, contenida o apoyada, siente ante el incumplimiento.

-“Te amo/Te voy a querer siempre.”  Nadie puede garantizar sentimiento alguno, pero tampoco generar ilusiones que son emociones efímeras, que cambian de un instante a otro, casi sin transición, demostrando que no había era verdadero, sino uno provocado por la emocionalidad del momento…pudiendo causar daños severos en el otro ser humano.


-“Vení cuando quieras que siempre serás bien recibido.”  Y dura lo que la conveniencia de quien lo dijo. Luego, no se atiende el teléfono, timbre o se buscan mil excusas para eludir el asunto.

-“Contá conmigo.” Aclarando que debe ser referido a los dedos de la mano, porque muchos que utilizan esa frase, lo hacen como cliché, a la hora de la verdad NUNCA ESTÁN NI CERCA.

-“Cuando me necesités allí estaré.”  Lo mismo que en el caso anterior. Falta precisar: siempre que sea para algo divertido, porque si necesitás algo que requiera mi esfuerzo…estaré…pero en OTRO LADO.

-"Te voy a respetar siempre.” Tema complejo. Habría que entender primero el respeto para poder llevarlo a cabo.

-“Nunca voy a olvidarme de vos.”  En verdad, nadie olvida a nadie, solo “se archiva” y se sigue adelante. Pero hay personas que dejan de lado a quien una vez fueron parte de su vida (pareja, amigos, compañeros y hasta familiares) cuando encuentran alguien nuevo más ameno, con menos cargas, lo que fuera que fuese.
 Lo que muchos pareciesen no saber,  es que esas personas que fueron dejadas de lado, las siguen queriendo de alguna forma y se contentarían con un mensaje, llamado o gesto de interés esporádico, solo para saber que esa otra persona NO SE OLVIDÓ.


-“Lo que sea que necesites, avísame.” Traducido sería: Avisame así busco alguna excusa que me permita zafar.

-“Esto queda entre nosotros, no saldrá de mí.” Poco después a través de la hermana de la tía de la cuñada del sobrino del yerno, nos enteramos de nuestro propio secreto con lujo de detalles.


Vale aclarar que NO ES PARA TODAS LAS PERSONAS, como digo en cada tema que publico: hay una gran diversidad, y por suerte existen MUCHAS personas con valores bien asentados que combinan la acción y la palabra. 

“El que sabe hablar,  sabe también cuándo”.
Arquímedes
De ahí la necesidad imperiosa de coherencia, de RE VALORIZAR el valor perdido.
No siempre la promesa es hecha en falso, tal vez es producto de no pensar lo que puede devenir de ella; Una gran expectativa, una ilusión, un alivio, todo lo que mencionamos anteriormente y que se convierten en una amargura de distintas magnitudes ante el incumplimiento.
Claro que todos podemos variar nuestra opinión sobre uno o muchos asuntos. La clave está en manifestarlo a tiempo, en dejar que el receptor de nuestras promesas, por menores que sean, ya no será destinatario de las mismas. Tarea difícil… pero la que corresponde a la ética, a la dignidad de ambas personas, quien emite y quien recibe.
No podemos quitarle el valor que cada palabra, cada oración escrita o pronunciada tienen. Imaginemos que sabemos bien lo que es la empatía…

¿Puede entonces alguien aceptar con agrado, que nos prometan con creíble vehemencia tal o cual cosa, justo esa que anhelamos, que nos hace o haría sentir felices, o que necesitamos….y que al momento de esperar que se concrete, se hubo desvanecido todo rastro de las mismas?
Dudo que la respuesta sea afirmativa. A nadie que conozca le hace sentir bien la falta de correspondencia entre actos y palabras.
Es un error creer que las palabras caen en saco roto o se las lleva el viento...
Las palabras no se las lleva el viento, las palabras dejan fuertes huellas en nuestro transitar.

 Estamos en tiempos de individualismo, uno que no es bueno para nadie, uno que nos separa y aísla.
Nuestras palabras deben ser nuestro honor, nuestro contrato con los valores que poseemos.
Estamos a tiempo, siempre estamos a tiempo de rever todo aquello que dentro de nuestros corazones sabemos que no fue hecho correctamente. Todos tenemos la capacidad de discernir entre lo bueno y lo malo, y también de cambiarlo.
Practiquemos día a día la empatía, la solidaridad, el respeto que pedimos para nosotros en los demás, si uno lo hace dos lo reciben, si dos lo reciben y lo propagan, el mundo entero se beneficiará.
Puede sonar a idealismo, pero es tan real que solo poniéndolo en práctica veremos el maravilloso cambio.
No permitamos que se pierda el valor de la palabra. Nos pertenece. Nos define. Es nuestro yo interno dándose a conocer.










¿Qué podría ser más hermoso que el sonido que producen unas bellas palabras de amor, sean a quien sean dirigidas? 
Desde un bebé a un anciano, toda palabra dicha con amor, queda grabada en el corazón. Por siempre. 


 Hasta la próxima!!! 
                                          Loly