25 de marzo de 2013

INGRATITUD, Hija de la soberbia, prima del egoísmo y la envidia.


¿Qué es ser ingrato?
No tiene que ver con ideologías, sean políticas o religiosas. No tiene que ver con estratos sociales o económicos.
Tiene que ver con la esencia. 

“Ingrato es quien niega el beneficio recibido; ingrato quien no lo restituye; pero de todo el más ingrato es quien lo olvida”. Séneca
 
Dicen que somos lo que mamamos lo que llevamos dentro nuestro, impreso. Lo que absorbimos de nuestro entorno directo…
Es posible, uno repite patrones…pero ¿No somos seres con capacidad individual de discernir y diferenciar como para lograr despegarnos de esos moldes que no contribuyen en las relaciones humanas?
La pregunta que surge inevitable es ¿Qué hace a una persona ingrata? ¿Puede realmente un ser humano no conocer ese sentimiento tan noble y opuesto que es la gratitud?

“Cualquier tipo de maldad es el trueno; la ingratitud es el rayo. El trueno asusta, pero el rayo mata”. José Luis Coll

Es posible...tanto como no lo es...

Ingrato = no grato

Y entonces aparece el cuestionamiento…
Ese precepto aprendido y arraigado en nuestro saber:
“Hay que dar sin esperar nada a cambio”…
Ese mandato lo conocemos todos….y lo desconocen muchos.

No se trata de esperar retribución por lo dado, sea lo que haya sido, material o inmaterial, ni de esperar por la palabra “gracias” como en un acto mecánico…
Se trata de algo mucho más profundo
Se trata de entender la gratitud.
Comprender que debemos ser agradecidos, por el mismo beneficio que resulta hacerlo. No tiene que ver con la expectativa del reconocimiento, eso es especulación y no tiene que ver con el sentido de lo que tratamos hoy.
Ser agradecido no requiere de palabras, es una cuestión de actitud.
Cuando se comprende que la gratitud es un beneficio para quien da y para quien recibe, todo fluye en armonía
 ¿Por qué?
LA GRATITUD ES UNA PUERTA A LA ABUNDANCIA

Porque SER GRATO es infinitamente beneficioso, multiplica lo recibido, hace dulces los corazones, genera alegría, bienestar, en el que da y en el que recibe.
Quien brinda su tiempo, aliento, apoyo, bienes, conocimiento o tantas otras cosas está brindando nada más ni nada menos que;  AMOR en sus distintas formas.

“El ingrato el bien escribe en el agua, el mal en piedra”. Félix Lope de Vega

Es allí donde se abre una puerta tras la que se esconden en la oscuridad la hija, y la prima hermana de la INGRATITUD:
LA SOBERBIA Y LA ENVIDIA
Éstas tienen mucho que ver con ser ingrato. El soberbio porque cree que lo que recibe le es harto merecido, sin considerar lo que pudo involucrar a quien lo dio, sea esto sacrificio, renuncia, tiempo, lo que fuese que fue dado a otro. Y el envidioso porque considera que si “ese otro” tiene lo que brinda (sea también algo material o inmaterial) a él también le debe ser otorgado sin más razón, por lo cual ser agradecido estaría demás.



“Tengo tres perros peligrosos: la ingratitud, la soberbia y la envidia. Cuando muerden dejan una herida profunda”. Martín Lutero

Es profunda la herida que provocan, siempre. 

“¿Qué es un envidioso? Un ingrato que detesta la luz que le alumbra y le calienta”.  Víctor Hugo
 
Ser ingrato, es un acto de egoísmo que como decíamos tiene mucho que ver  con la envidia, ese veneno oculto en el inconsciente de tantas personas, muchas veces, las más allegadas. Personas que no pueden ver la felicidad en el otro si no les llega primero, sus logros son los que cuentan, los ajenos no. De allí la relación con la soberbia. Cuando esto sucede buscan la manera de detractar, desmerecer, desalentar, causar alguna forma de daño que en muchas ocasiones es irreversible.

“La envidia silenciosa crece en el silencio”. Friedrich Nietzsche
 


“La envidia es una declaración de inferioridad”.

 

Hay quienes pareciesen no comprender el significado de INGRATITUD. Hagámoslo más claro entonces.

Ser ingrato es olvidar que alguna vez recibimos del otro, desconocer que los favores recibidos fueron actos de amor hacia ellos, no de obligaciones, esa es una gran diferencia que solo puede reconocer, quien es capaz de mirar en su interior, allí donde reside el conocimiento del bien y el mal, donde y aunque parezca no existir, está la conciencia, esa de la que nadie deja de escuchar su voz, ni aunque la amordacen los bajos sentimientos que toman por presa a los que no se resisten a ello.



“La envidia es causada por ver a otro gozar de lo que deseamos; los celos, por ver a otro poseer lo que quisiéramos poseer nosotros”. Diógenes Laercio
 
Y crece en el silencio porque aunque sea un acto del inconciente, las personas que albergan este tipo de sentimientos negativos, buscan tapar con excusas esas actitudes de ingratitud, desapego o apatía que son provocadas lisa y llanamente por la triste envidia.


Ser ingrato se relaciona también con otros temas que hemos expuesto anteriormente, por ejemplo con la confianza. Un ingrato, no duda en traicionarla, se “olvida” que se le entregó un tesoro preciado (la confianza) y no titubea en romperla si algo no sucede tal como le resulta conveniente. ¿No les ha sucedido acaso alguna vez? Eso es ser ingrato entre tantas otras cosas, tirar por la borda los valores y códigos por el mero hecho de causar daño.
 
“Cuando la ingratitud tiene el dardo de la ofensa, la herida es doblemente peligrosa” Richard Brinsley
“No tires piedras en el manantial en que has bebido”. Proverbio Arameo
Se trata entonces del poder de la gratitud y su opuesto.

La gratitud:

·      Destruye la negatividad
·      Disipa el dolor
·      Transforma las situaciones de tristeza en alegría
·      Llena de gozo
·      Enaltece
·    Multiplica
 
La gratitud se practica desde el corazón hacia fuera, en cada palabra, gesto, actitud y de esa forma se retroalimenta, no necesita de nada más, todo fluye armónicamente cuando somos agradecidos