1 de mayo de 2014

Perder: ¿La mejor manera de ganar?

“Todo lo que sucede, conviene”
Así dice una queridísima amiga…

La cuestión es que a NADIE le gusta perder.
Y hay muchas formas de perder algo.
Miles, infinitas.
Por mucho intento de  abarcar todas las significaciones, causas, o siquiera enumerarlas por orden de importancia, haciendo honor al tema de hoy, “perderíamos” el tiempo...ya que lo que es primordial para algunos, es irrelevante para otros…
No nos detendremos en las pérdidas materiales, ni de las miles de acepciones que tiene esta palabra, sino de las que involucran los sentimientos, esas que si nos sumergimos en lo profundo de cada razón, descubriremos que devienen en ganancia.
Surge,  como siempre, la inevitable la pregunta:
¿Es siempre perder una pérdida?
No, no lo es.
Muchas veces detrás de éstas se esconde la verdadera conquista.

“Las ilusiones perdidas, son verdades halladas”.  Eduard Douwes Dekker
Vamos a hablar un poco de los quebrantos más comunes:

·       Un amor no correspondido
·       Una amistad poco sincera
·       Un trabajo estresante
·       Una relación familiar pero sin vínculo afectivo


¿Quién de ustedes no pasó por alguna  o todas estas situaciones? Se me ocurre que muchos, muchos de nosotros vivimos traiciones, desengaños, dolores “EVITABLES”, envidias y colosales desilusiones.
Todas son de una u otra forma PÉRDIDAS. 
“En la vida es más importante perder que ganar. La simiente no germina si no muere. Hay que vivir sin dejarse llevar, mirar hacia adelante y alimentarse de aquellas provisiones vivas que tanto el olvido como el recuerdo elaboran”- Borís Pasternak

Desglosemos los puntos anteriores.

Cuando uno solo quiere, o ama, muchas veces el menos querido insiste, persiste, busca y rebusca la forma de perpetuar lo que ya dejó de funcionar… 
Tremendo desgaste por cierto...

PERDIDA DE TIEMPO, ESFUERZO Y ENERGÍA.

¿Por qué insistir en un amor no correspondido? ¿Por qué intentar forzar una relación que llegó a su decadencia? ¿Es acaso fructífero mantener una pareja que no siente lo mismo por el solo hecho de “no perderlo/a”? ¿Es válido condicionar a otro a permanecer donde ya no quiere estar?. 
Reflexionemos. 
Todos dirán que no, pero se ve mucho más de lo que se cuenta…
Cuánto tiempo se pierde intentando NO PERDER!!!!!! Cuántos valiosos instantes de la vida se nos escurren pretendiendo torcer las velas a favor de nuestro viento, o mejor dicho, creyendo que es a favor nuestro…cuando en realidad es todo lo opuesto!!!
No prospera, puede parecer que si, pero finalmente decanta por si solo. Bien aplicado está el refrán “Lo que uno no quiere, dos no pueden”…

Claro que cuesta soltar, recomenzar, cambiar las estructuras. Sabemos que es una tarea dura a veces, muy difícil en otras, pero jamás IMPOSIBLE.
El momento en que se cambia la postura terca de “conmigo o con nadie” , todo cambia de color.
Resultado: La aparente pérdida se transforma en ganancia.

Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo.(Julio Cortázar)

Igualmente sucede con las amistades…
Esperamos recibir lo que damos…y el otro…espera recibir…dar es para nosotros... ¿Les suena familiar? Seguramente. Escucho a diario comentarios de este tipo.
Y es que las personas cada vez más, se están tornando individualistas, y entre tanto, aún quedan las que no entienden el “Yoísmo” como forma de vida, y si creen en que lo que va, regresa… pero no en sentido especulativo. Yo le llamaría feedback, tema que ya conversamos en otra publicación.
Todos necesitamos esa devolución que no tiene que ver con: “te doy si me das o te doy para que me des”. Tiene que ver con el que se genere el círculo de armonía y equilibrio, donde podemos sentirnos tan importantes para los demás, como ellos para nosotros.
No resulta agradable, convocar, invitar, llamar, ser servicial y generoso, con esos amigos que solo convocan, invitan, llaman o son amablemente y sospechosamente serviciales cuando NECESITAN ALGO!
En el medio, solo aparecen cuando rompieron con la pareja, tienen que “hacer tiempo” para algún trámite y aprovechan a gastar ese tiempo con el que llaman amigo o bien para eventos donde solamente asisten para pasar el buen rato….

Otra gran ganancia perder este tipo de amistades.  

No debemos perder la fe en la humanidad que es como el océano: no se ensucia porque algunas de sus gotas estén sucias. Mahatma Gandhi

Cuando lo que se “pierde” es un trabajo, (aunque éste sea agobiante o involucre alto stress), hay muchos otros factores en juego además de lo emocional (aunque en este caso lo emocional no es cuestión menor)  En particular, cuando la razón de esta pérdida no corre por cuenta de quien sufre la desvinculación. La sensación de menoscabo es enorme, se mezcla con la frustración, culpa, desconcierto y naturalmente temor, cuando la persona en cuestión puede ser única proveedora de una familia, o bien que tenga acotadas las posibilidades para conseguir un nuevo trabajo.
Sea como fuese, es un golpe muy duro para la mayoría de las personas que lo sufren.
Pero veamos porque también en este caso puede resultar en un beneficio aunque en primera instancia luzca como lo extremadamente opuesto.

Menos se siente perder lo que nunca pudo alegrar. Séneca
En lo personal,  creo en la afirmación: “Nada, ni la menor cosa sucede por azar”.
Entonces, se produce la sensación de percutir una bala de cañón.  Uno termina siendo eyectado hacia adelante!!!
Una vez superadas las emociones encontradas de rabia, frustración y caos como mencionamos más arriba, la persona sacudida por éstos sentimientos,  se auto motiva para encontrar un mejor sitio, con mejores condiciones y hasta mejores personas para desarrollar un trabajo…pero con la enorme ventaja de haber aprendido muchas lecciones.
Como por ejemplo a no confiar ciegamente en cualquier persona que es solo y exclusivamente una que comparte  horas laborales, generando la impresión de confianza, de intimidad, creada por la proximidad, pero falsa, sin sostén en la vida externa. Se aprende también que los jefes no son amigos, que por muchas sonrisas y promesas de “cualquier cosa, estoy para escuchar”, lo único que escuchan son halagos, que es quien dice lo que los empleados ejecutarán y que su “sillón” es más importante que cualquier otra relación laboral…
También que los compañeros son amigos temporales, con escaso compromiso, la relación concluye cuando uno deja ese trabajo. (Vale aclarar que hay excepciones como en todos los órdenes de la vida).


“Todas las batallas en la vida sirven para enseñarnos algo, inclusive aquellas que perdemos”. Paulo Coelho

En lo que a la familia respecta, es muuuy similar a todo lo anterior.
 ¿Sirve forzar un sentimiento alegando el vínculo de sangre, cuando  el afectivo no existe?
La respuesta es de ustedes.
A mí no me parece válido.
Existen todo tipo de familias. Las unidas, las que se reúnen (lamentablemente) solamente para eventos concernientes a los integrantes de las mismas (casamientos, bautismos , cumpleaños y defunciones)…EXCLUSIVAMENTE… no forman lazos amorosos, sino puros formalismos… No lo entiendo ni comparto… ¿Para qué o para quién? No encuentro respuesta para esta pregunta. (Esto no cuenta para aquellos familiares que viven en el exterior o a distancias importantes que impiden contar con su presencia).
Se quiere o no se quiere, “quedar bien” fingiendo un interés porque se trata de la familia NO APORTA, NO SUMA, NO PROPORCIONA FELICIDAD ALGUNA.


Claro que como en toda relación interpersonal, hay quienes tienen más o menos afinidad entre sí, tal como quien no posee ninguna…l
¿Para qué querer cerca personas, que aunque con genes compartidos nos llenan de mala energía, usando máscaras inútilmente porque tarde o temprano el hilo que las sostiene cede, dejando a la vista lo que quizás intentaban guardarse.

¿Pérdida? -> ¡Ganancia!

Para terminar este tema, aunque como ya dije no abarca las infinitas posibilidades que ofrece en sus distintas acepciones y da lugar a largos debates, quiero hacer una referencia a las pérdidas materiales. No estaba previsto hablar sobre éstas, pero quiero compartir un suceso que sufrí hace pocos meses.
Se incendió mi casa, de la nada, por un desperfecto eléctrico. Fue una situación inesperada, devastadora. Si bien solo fueron pérdidas materiales, causó secuelas emocionales difíciles de manejar.
Había dos caminos a seguir. Dejarse llevar por el dolor de la catástrofe, llorar las pérdidas de recuerdos, bienes, esfuerzos realizados…o DECIDIR encarar la RECONSTRUCCIÓN.
Y elegí la segunda. Ya había sufrido muchas decepciones, traiciones, desilusiones, un golpe tras otro...
 Gente especializada hizo su parte. Yo, a paso de hormiga, con lágrimas en los ojos, día tras día, fui limpiando y reciclando objeto por objeto ennegrecido por el hollín, cada cosa por pequeña que fuese y que se hubiese salvado de las llamas, fue acomodada en cajas para su posterior revisión. Pude seguir el consejo de tirar absolutamente todo…pero decidí reciclar, renovar, darles luz. Y eso hice, y eso hago aún. Pinto, decoro, me siento feliz de cada logro, todo es nuevo y emana luz. Parecía imposible de recuperar una casa quemada y destruida por el pegajoso humo, pero hoy puedo decir que esa pérdida, resultó en una bendecida ganancia.


Sean de la magnitud que sean TODAS las pérdidas vienen a nuestra vida a traernos una enseñanza. La que le corresponda a cada uno:

Cuidar y cuidarse más y mejor.

Ser más responsable y coherente.

Equilibrar.

Renovar.

Recomenzar.

Como sea, siempre la vida nos muestra dos caras, nos da continuamente la oportunidad de cambiarlo todo, de dejar atrás los viejos patrones que nos condujeron a lugares oscuros, de tristeza, de bajas vibraciones y permitir que cada una de nuestras pérdidas, se convierta en un beneficio inigualable para llenar nuestras vidas de armonía, luz y amor.

Recuerden: Siempre pero siempre, detrás de cualquier pérdida, se esconde una oportunidad.

Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera. Facundo Cabral

Hasta la próxima!!!