23 de octubre de 2014

Amistad Hombre&Mujer → ¿Capital o intereses?

Motivada por un comentario en mi publicación anterior, decidí hablar sobre este trilladísimo tema siempre vigente.

Dicha observación,  trajo a mi mente recuerdos de historias que conocí y otras que afloraron cuando comencé a recabar opiniones entre algunas personas. Los relatos que escuché me dejaron boquiabierta y me pareció oportuno debatir sobre esta cuestión.
Como en cada texto que abordé hasta ahora, hago hincapié que las posibilidades son inconmensurables.

Pero también, como siempre, hay puntos comunes que vamos a exponer en este tema de hoy.
Hay una notoria diferencia de sentires al respecto, entre hombres y mujeres.
Es significativamente mayor el porcentaje de varones que descreen de la viabilidad de llevar adelante amistad muy cercana con a una mujer y por consecuencia más de ellas lo consideran posible.
No tomé datos estadísticos, pero me atrevería a decir que el noventa por ciento de varones opinan que es imposible que no hayan sentido alguna forma, en algún momento, atracción por sus amigas.
Por otra parte, las mujeres que si aceptan como posible tener un amigo del sexo opuesto, dicen que él es para ellas mejor o igual que  una amiga entrañable. Así de contundente.

Está en cada naturaleza, el hombre: conquistar, la mujer: seducir.


“Puede haber amigas en las que nunca estuvimos interesados, porque en el momento que tuvimos la oportunidad teníamos ocupadas las hormonas y/o el corazón en otro objetivo”

En realidad, los que saben o han estudiado este tema, dicen que es muy difícil que no exista atracción en una relación hombre y mujer, salvo que haya algún tipo de circunstancia que condicione la misma.

 Un punto más que importante a destacar es que para que haya amistad tiene que existir afinidad, la amistad no se hace de a uno y cuando una parte siente atracción mientras que la otra solo amistad, se distorsiona el sentido de la misma (mientras uno intenta conquistar o seducir el otro no puede brindarse plenamente como amigo).

Es por ello que cuando resulta dispar el sentimiento comienzan las complicaciones que pueden concluir con la amistad, sea para convertirse en otro tipo de relación o para desaparecer.


Basta con recordar la película “Cuando Harry conoció a Sally” que despliega este tema análogamente  a como lo tratamos hoy y cuyo final no es de cuento de hadas, ni fantasía ya que muchos escuchamos decir alguna vez: “me enamoré de mi mejor amigo/a”.
 Volvamos entonces al debate.
¿Es mito o realidad que se pueden tener AMIGOS (en el amplio sentido de la palabra) del sexo opuesto?
Esos que comparten largas horas de diálogos, se aconsejan, se alientan, entre los que existe esa complicidad incondicional que hace que la amistad cobre un sentido único, tal como sucede entre los de un mismo sexo.
Cabe aquí la pregunta si el planteo es válido o sexista.
En lo personal creo que si es válido, nuestra sociedad, nuestra idiosincrasia así lo marca. Estamos habituados a ciertos modelos por mandatos heredados y por tanto no lo creo sexista.
El debate es tan viejo como la amistad misma... 

¿Por qué resulta tan increíble para una amplia mayoría que haya amistad SINCERA, DESINTERESADA Y PURA entre hombres y mujeres?

Según nuestro querido Sigmund Freud uno puede tener amigos gracias a que está reprimida la corriente erótica, tanto homosexual como heterosexual permitiendo de este modo la libre disponibilidad del amor tierno sin interferencias de índole sexual. 


Pero dicen los expertos en este tema, que nunca lo está del todo.

Tantas son las variables como dijimos que no podemos abarcarlas, si podemos evaluar desde nuestras vivencias,  las que cobraron más trascendencia por salirse del molde que tengamos justamente por patrones personales.

Quien más quien menos, todos observamos a través de nuestra vida, situaciones diversas que involucran amistades, tanto mixtas como del mismo sexo.
-Mujeres que idílicamente se enamoran de un amigo, teniendo pareja (uno u otro indistintamente o conjuntamente)  y ya sea por convenciones sociales, o porque no eran correspondidas, siguieron en el rol de amigas y cada cual con su cada quien.
-Parejas de amigos que terminan enamorándose y conformando una relación estable que deviene en matrimonio.
-Celos de los terceros que se incorporan formando una relación sentimental con alguno de los integrantes de la pareja de amigos y termina deshaciendo la amistad.
-Amigos que fueron previamente pareja o tuvieron intimidad en algún momento y que por razones puntuales (hijos en común, intereses comerciales, entre otros motivos) deciden llevar una sana y armónica relación. No faltan ni los que terminan reuniéndose todos cual coctelera, ni a los que les resulta imposible establecer el menor de los contactos…
También están los más liberales, que habiendo pasado momentos íntimos, saltan el tabú y pasan de amantes a amigos cual si hubiesen tomado un café en algún bar.
Insisto, las variables son increíblemente infinitas.

Muchas personas preguntan si es sano o común que alguno de los dos quiera “algo más”. 
Creo que es atinado pensar que lo más sano debería ser que exista un acuerdo entre las partes, de existir, no cabría lugar a confusiones o incomodidades innecesarias.


Me gustaría compartir con ustedes un par de historias.

Tuve amigos del sexo opuesto, también escuché y pasaron ante mis ojos historias de amistades mixtas. En todos los casos no puedo concluir que hayan sido “verdaderas”.
Hago un aparte para precisar lo que sería en este caso: verdadera, sincera, u honesta”.
No creo que haga falta definir estas palabras para nadie, pero la connotación en el tema en cuestión, hace referencia a que la amistad, está substraída de atracción o interés sexual.
Sucede que en algunos casos, ni los propios protagonistas toman conciencia de su inconsciente. Claro, estoy diciendo una obviedad, suena a juego de palabras. No intenta serlo, es que me pregunto: ¿No quiere o no puede?  ¿Utiliza la persona la mentada “negación” o ni siquiera lo advierte? Espero que algún profesional del área lea mi exposición y allane mis dudas que tal vez sean las de unos cuántos más.
 Intentaré resumir estos tres casos, para mostrarles ciertas analogías.
Una historia es experiencia propia, las otras ajenas.
En mi adolescencia, conocí un grupo de amigos con los que salíamos a todas partes juntos. A la pileta (piscina en otros países), a bailar, al campo o de excursión…asados…en fin… la actividad que se presentase. El tema era estar juntos. De allí se desprendió una pareja, luego otros conocimos los que serían nuestros novios de aquel entonces y así unos se fueron integrando, otros hicieron rancho aparte. Cosas absolutamente propias de este período de la vida.
Uno de mis amigos, se convirtió para mí en el mejor y más cercano de ellos. Conversábamos largas horas, dándonos mutuos consejos según fuera la necesidad de cada uno, cada quien con sus respectivas parejas. Continuamos por años saliendo en parejas, compartiendo horas y horas de charlas y diversión…  de a poco, se fue generando cierta distancia,  pero nunca un alejamiento definitivo, nos hablábamos menos, pero la amistad seguía intacta.
Muchos años después, ambos separados de aquellos novios de juventud, nos reencontramos para tomar un café y charlar un poco de nuestras vivencias. Para mi gran sorpresa, me hizo saber que siempre había sentido atracción por mí, pero que como fui quien se puso de novia antes, aceptó el rol de amigo porque no lo había elegido a él en su momento. Luego no coincidíamos en estar a la vez sin pareja, lo cual puso en ese único lugar la relación. Conclusión: Siempre seríamos amigos.
La vida nos condujo por distintas direcciones y solo quedó el hermoso recuerdo de una amistad a pesar que escondía un interés frustrado.


El segundo caso es el de una amiga que sufrió mucho la pérdida de la que creyó una sólida amistad.
En este caso también, como dicta el verdadero afecto, había una enorme confianza, complicidad e incondicionalidad. Fueron amigos por unos cuantos años años, la chica tenía novio, él  alternaba una y otra con el pasar del tiempo.
Se acompañaban, se aconsejaban, salían en grupo, nada que no haga la mayoría. Pero eran especiales, fueron tan unidos que nadie hubiese pensado jamás que esa amistad pudiese terminar. Se complementaban maravillosamente y se cuidaban como lo hacen los que bien se quieren.
Cada uno hacía cosas increíbles y esforzadas por el otro. Desde fiestas de cumpleaños sorpresa, regalos de esos que quien los hace SABE que son lo que el otro tanto esperaba, no por su valor material, sino por ser “exactamente” lo que el amigo quería. Ni hablar de las horas de desvelo en los momentos críticos, las de apoyo moral y presencia física…
DETALLES…eso que lo cambia todo.
Como digo siempre

PEQUEÑOS GRANDES DETALLES…

Para ilustrar lo abstracto, diré que hasta tenían una conexión especial para entenderse con las miradas (tema que desglosaré un poco más adelante) lo que hacía lucir más fuerte el vínculo.
Un buen día de la vida, el joven conoció a su actual pareja. A ésta no le agradaba el vínculo que unía a su ahora novio y la amiga.
No le caía bien!!! Por mucho novio que tuviese. NO le gustaba y punto.
Había que elegir. Era ella o la amiga. No había compatibilidad posible.
¿Quién creen que el eligió?
Si alguno dijo: la amiga incondicional de años…
…se equivocó…
Murió la amistad, se distanciaron los cuerpos y las almas. Cada uno a su rincón.
Y el tercer caso es similar a los anteriores (todos tienen algo en común)
Amigos casi desde la infancia. Pasaron por los mejores y peores momentos de sus vidas unidos, cerca. Apoyándose, consolándose.
Conocieron sus mutuas parejas, las compartieron en salidas y en sus hogares.
Pero… (Esas cuatro letras cuasi letales)…los que veían desde afuera la relación…percibían un “algo más”…ese “algo más” provenía de la mujer, parecía más a una enamorada que a una amiga. Probablemente tuviese una profunda admiración por aquel amigo, pero desde la otra vereda lucía más prendada del amigo que de su propia pareja.
Él era de los dos, quien más aseveraba que con sus amigas :NO…

Como suele suceder, no faltaron los rumores, esos que recorren de ida y vuelta largos trechos, que hablan bajito, pero suenan fuerte....
Frases como: “Que entre esos dos hay otra cosa”, “¿Te fijaste cómo lo mira?”,  “Lo toca mucho”, “Si lo toca tanto, por algo será”  y otros mil enunciados similares…
Mientras tanto, ellos haciendo oídos sordos, enarbolaban la bandera de la AMISTAD, sostenida y orgullosamente.
Pero igual…se hablaba bajito…
Siempre en público, se mostraba excesivamente cariñosa con su mejor amigo. Miradas seductoras y/o provocativas, abrazos eternos y sin faltar lo que cualquier psicólogo señalaría con alerta roja: se sentaba asiduamente sobre la falda de él, fuese para posar en alguna foto o en son de pura diversión…
y se hablaba bajito.
Claro que ella alegaba que ellos eran así, esa su forma de divertirse, SOLO AMIGOS, de esos inquebrantables, incondicionales, casi un hermano… (Por cierto no conozco muchos hermanos que se sienten en la falda de los suyos)… Para ellos era una cuestión natural, de confianza.
Y en definitiva: ¿Quién podría decir lo contrario? ¿Quién podría saber a ciencia cierta lo que el inconsciente albergaba?... Probablemente mientras los demás   ”hablaban bajito”, el inconsciente estaba gritando algo… ¿?
Sucede que los ojos dicen lo que la boca calla.
Es muy difícil intentar controlar el lenguaje corporal…esas miradas podían ser disimuladas, pero nunca ignoradas.
 Un buen día, ésta le presentó una amiga a su amigo…sucedió lo esperado: un mutuo flechazo y un personaje nuevo se incorporó a la escena….
y como era de esperar, en forma similar al caso anterior…no tardó en desestabilizar la amistad preexistente, esa, la inquebrantable que finalmente no lo era tanto…
Por un tiempo fueron tres. A veces cuatro, con la pareja de ella. Pero mayormente tres. Tres para las fotos, tres para las salidas. Tres. Un número que no le cierra a ninguna pareja. Y una vez más, en casi, casi un: “Colorín colorado”: en vez del cuentito se ha acabado, un rotundo: ELLA O YO...
El desenlace no lo conozco, pero todo apunta a que el tercero que sobra es la cariñosa amiga.
Los antecedentes juegan en contra. El comportamiento que hacemos público deja abiertas las puertas a la interpretación individual, de todo lo que hacemos quedan huellas y dar explicaciones sean o no justificadas, no las borra…
 “La naturaleza es sabia, porque sus leyes son eternas e inexorables. Así como en el reino animal machos y hembras se presumen y se seducen, el ser humano (del mismo reino), no tolera en su totalidad esta ley y argumenta que se puede limitar a este juego de la conquista con el sexo opuesto, interponiendo como regla, la amistad”

Claro, ustedes dirán, un par de casos no define ni por SI ni por NO. ¡Por supuesto que no!!! Insisto, las variables son tantas como las concurrencias.

La realidad es la que las respuestas son individuales, no la marca un caso, ni dos ni tres, la determina cada vivencia personal.
Además en las relaciones de amistad con el mismo sexo también suceden las mismas cosas:
Celos de las amigas o amigos que incitan al alejamiento, desentendimiento de las partes, personas que eligen una nueva vida junto a otras personas y se abstraen, enfocándose en sus relaciones más íntimas (llámense novios, maridos o esposas, hijos etcétera) y de algún modo se olvidan que tuvieron una valiosa amistad de la cual le quedan los buenos recuerdos…
Personas que estuvieron “de paso” en las vidas de otros, que llenaron un espacio que tenían vacío, compartiendo con intensidad cada momento, hasta que encontraron una nueva vida que completó cada uno de esos vacíos y de repente cambian todas sus estructuras anteriores para vivir cien por ciento esa nueva experiencia.
Suele ser un mal trago adaptarse a la pérdida de los hábitos compartidos con un amigo/a cuando éste los cambia abruptamente en pos de una nueva forma de vida.
En la mayoría de los relatos recopilados, muy bajo porcentaje de relaciones de amistad se mantienen largo tiempo. Solo algunos pocos y otros tantos van espaciando lentamente las costumbres hasta tomar caminos diferentes. Duele, pero es así la vida, evolución y cambio…

Mi conclusión personal sobre la amistad entre sexos es que solo es posible en contadas ocasiones y siempre y cuando sea un poco superficial, creo que se pueden compartir muchas cosas, momentos tristes o alegres, pero al momento que se genera gran intimidad de forma velada o directa, más tarde o más temprano, florece la atracción física, intelectual, emocional o sexual, --- sea porque forma parte de nuestra naturaleza o por el tiempo que llevamos admirando a esa persona. (Si no la admiráramos, no ocuparía el lugar de importancia que tiene un mejor amigo).

“Entre un hombre y una mujer la amistad es solo una pasarela que conduce al amor.” Jules Renard
Dicen por allí que es un debate sin fin, yo le pongo puntos suspensivos…

¿Ustedes que opinan?


¡Hasta la próxima!!!