21 de enero de 2016

La verdad. ¿Quién es el dueño?

"El lenguaje de la verdad debe ser, sin duda alguna, simple y sin artificios". Séneca

Para hablar de “La Verdad” creo oportuno remitirnos a su significado y definición.
La verdad es la correspondencia entre lo que pensamos o sabemos con la realidad”.
Esta supone la concordancia entre aquello que afirmamos con lo que se sabe, se siente o se piensa. De allí que el concepto de verdad también abarque valores como la honestidad, la sinceridad y la franqueza.
Dijo una vez un gran poeta Persa llamado Rumi, que la verdad era un espejo en las manos de Dios. Se cayó y rompió en pedazos.Todo el mundo tomó un trozo de él, lo miró y pensó que tenía La  Verdad.
El tema de hoy, no se trata de analizar tal como lo hicieron los sabios y estudiosos, más bien, abordar el concepto de “Verdad” desde un punto de vista cotidiano…recopilando experiencias de unos y otros, buscando en ellas este reñido significado.

Estoy segura que muchos de ustedes habrán presenciado o tomado parte de encendidas discusiones sobre algún aspecto específico de la vida, en el cual cada participante esgrimía tener la posesión de la verdad.
Probablemente, quien haya participado en alguna de estas situaciones, se haya visto envuelto en un atolladero colmado de argumentos y quizás también con alguien cuya obstinación por defender a capa y espada su postura, lo posicionaba en el lugar de alguien intransigente. (Su palabra: LA ÚNICA VERDAD, sin más opción).

Y si, a muchos nos sucedió alguna vez toparnos con personas de esas características, inflexibles, tozudas, incapaces de aceptar otro punto de vista más allá del propio. Inclusive algunos a sabiendas que su argumentación resultara pobre…
Y es que hay personas capaces de decir cualquier cosa, ofrecer todo tipo de argumentos, sean o no verdaderos, con tal de lograr el cometido de imponer su criterio.
Aquí deberíamos hacer un breve resumen de lo que dice la Filosofía sobre verdad absoluta y verdad relativa para intentar darle forma a tan complejo asunto.
·        Verdad Absoluta: Son proposiciones absolutamente ciertas o absolutamente falsas, sin restricciones ni puntos medios.
·        Verdad relativa: Son proposiciones ciertas, consideradas sobre algún criterio en particular.
Cabe preguntarse entonces si alguien hace una proposición cierta ¿deberíamos dar ésta por verdadera aunque fuese para nosotros falsa?

En primer lugar deberíamos tomar en cuenta cual es la proposición y que valores involucra. Porque LA VERDAD comprende concepciones y valores. Por lo cual, cuando lo dicho por alguien atenta contra éstos, o las creencias y convenciones sociales, se convierte en una verdad relativa, algo que solo atañe a quien lo expresa.
Hemos visto pueblos enteros matando en nombre de la ésta... Se oyeron atrocidades aludiendo veracidad y se cometieron abusos alegando una causa verdadera, aunque estuviese muy lejos de serlo para una enorme mayoría de personas.

Ejercer la violencia para imponer un criterio no puede ser nunca visto como un acto válido ni verdadero.

Algunas personas sostienen que solo es válida es su versión de tales o cuales hechos, discuten hasta agotar todo recurso y resulta agobiante tratar de llegar a algún acuerdo con ellas porque mantienen la postura que siempre tienen la razón. No hay forma que escuchen otro enfoque diferente al suyo. Para ellos, el resto está equivocado.
¿Es que acaso son los dueños de la verdad?  

¿Qué tan verdad podría ser entonces si alguien cree estar en lo cierto cuando está obrando mal para otros?
Escuché una vez a una psicóloga decir que un mentiroso dice la verdad, aunque para otros sea una mentira, ya que éste sujeto, dice lo que es para el/ella una cuestión cierta.


Me costó mucho comprender eso hasta que entendí que cada quien se maneja en la vida con el aprendizaje recibido…y también con el que decide, si logra despegarse y trascender lo mal aprendido.

La verdad se opone a la mentira.

Entonces se presenta el gran debate de cómo discernir cuando alguien está mintiendo deliberadamente para llevar a cabo su cometido y cuándo la honestidad de la causa defendida está presente.

En lo personal, encuentro una gruesa línea divisoria entre decir la verdad, esa que tiene base, argumentos, la que es una convicción con sustento, la intención de decir la verdad y las verdades que son dichas en medio de estados de emocionalidad.

 En cambio la línea se hace delgada cuando la verdad manifestada, es una mentira disfrazada, con el fin de someter la voluntad del destinatario. Y eso sí que es moneda corriente.


¿Podríamos entonces dar por “Verdad” aquello que fue dicho en un momento de euforia, necesidad o interés particular?

 Ejemplos hay por millares, citaré algunos para que ustedes saquen sus conclusiones…yo “traduciré” a mi propio criterio cada proposición…

ü -“No repetiré ese error nunca más” (a los tres días, sin contar feriados, incurre en la misma falta)
ü -“En breve pongo fin a esta situación, definitivamente” (los días pasan y todo continua igual)
ü -“Soy de esas personas que cuando quieren de verdad, luchan por su objetivo por difícil que sea”... (a la menor de ellas huyen con una letanía de excusas). .
ü -“Jamás dejaría a mis amigos de lado por una pareja, los amigos son para siempre… (y la pareja se sacó el medio a todos los amigos).
 ü  “No es que no quiera que nos vean juntos, es que mi pareja anterior es de temer y yo quiero preservar lo nuestro”...(No me interesa que la otra persona sepa que tengo una nueva relación por si no funciona y quiero regresar)
-Por mucho que suceda, jamás te olvidaré... (O hasta que consiga alguien nuevo, con amplia disponibilidad para el fin que fuese).

Estos ejemplos que son apenas una minúscula referencia, intentan mostrar a las “proposiciones”, como verdaderas pero son a todas luces, absolutamente superficiales, poco veraces.

Las “verdades/mentiras más comunes escuchadas son además mayormente muy dañinas.
Hay muchas personas, de ambos sexos, que utilizan frases hechas, trilladas, pero si el receptor está por demás necesitado de palabras de aliento, estímulo o afecto, estas aseveraciones dichas al azar o como bien dije en el párrafo anterior, producto de una emoción temporal, el daño provocado podría ser severo y difícil de superar.

Tanto en una pareja como en una amistad, se duplica el peso de ciertas afirmaciones, pero también cualquier promesa que no ha de cumplirse podría resultar en un profundo malestar y desilusión.


Además, dependiendo de quién provengan y hacia quien se dirijan, podrían ser heridas emocionales difíciles de superar, tales como:

§  Te amo. No lo digo si no lo siento.
§  Quiero que vivamos juntos, casarnos, tener hijos.
§  La próxima vacante, serás la primera persona que convoque.
§  Te voy a esperar toda una vida si es necesario.
§  Nunca más te trataré de mal modo.
§  Jamás te mentiría, siempre voy de frente
§  No hay nada entre ella/él y yo.
§  Yo no traiciono, hablo de frente.
§  No puedo dejarla/o porque temo atente contra su vida.
§  Cuando me necesites, no dudes que allí estaré, siempre.
§  Voy a luchar por nuestro amor, cueste lo que cueste.
§  Nunca encontraré alguien que se te parezca.
( ...y miles de opciones similares.
(


Puede suceder también que lo dicho sea “verdadero” en el instante de ser pronunciado, pero si no es sostenido en el tiempo pasa a ser inválido, ya que quien asevera con liviandad, o se convierte en alguien poco confiable, o lo es por naturaleza y su integridad…se desintegra…

Convengamos entonces que la verdad que cada quien esgrime, es la concepción personal sobre tal o cual tema.
Producto de una serie de factores que llevan a cada quien, a pensar de una forma particular que tiene que ver con la educación recibida, los valores inculcados y aprendidos, el medio en el cual la persona se haya desarrollado, las experiencias de vida y sus hábitos., Entre otras cosas…

PERSONAL. INDIVIDUAL. PROPIA.

No es LA VERDAD necesariamente.


 Entonces ¿Cómo diferenciamos QUE es y no verdadero?
¿Cómo podríamos llegar a algún tipo de acuerdo, negociación o pacto si cada quien sostiene que SU punto de vista es el que cuenta?
Por ejemplo, si un hombre está convencido que una mujer no puede alcanzar el mayor grado en su empresa y que esto le es reservado al género masculino, éste hará lo posible o imposible para que el puesto de mayor jerarquía lo tome un varón. Sea o no más capaz de desempeñarse eficazmente, la decisión vendrá de sus concepciones.
Parece imposible en el siglo 21, pero sigue sucediendo en muchos lugares todavía. Hay múltiples empresas cuya cúpula está conformada por hombres exclusivamente.
También y por mucha igualdad de géneros que se pretendan blandir, las mujeres tienen que lidiar con muchas más trabas para alcanzar autonomía, salvo excepciones por supuesto.

Mi punto de vista sobre esto, es que debemos reconocer a cada quien, Al que se cree “dueño, amo y señor” que intenta imponer su verdad, al que escucha y analiza, al que es capaz de debatir y negociar y al que no diferencia entre verdad y mentira. Quizás no sea una tarea sencilla, pero quien va tras la verdad, no cejará hasta encontrarla. Porque más allá de los puntos de vista personales, que muchos pueden ser absolutamente respetables, la verdad es transparente, no deja lugar a dudas. Quien la busque, la reconocerá. 


La verdad no necesita adornos. Cuanto más sencilla, más confiable.
La verdad no se pierde en largas explicaciones. Argumenta con sentido.
La verdad es clara, transparente, simple y contundente.
La verdad puede ser ocultada, pero en un altísimo porcentaje, tarde o temprano sale a la luz.

 La persona que engaña a sabiendas, no se libra de la ley del Karma, Mas tarde o más temprano, sus mentiras vuelven como boomerang sobre su mismo rostro.
La verdad involucra valores como honestidad, integridad y respeto por el prójimo. En todos los ámbitos, laborales, familiares, políticos y religiosos. Esa es la razón por la que resulta muy difícil comprender por qué algunas personas mienten tan convincentemente, que hasta pareciese que no alcanzan a medir el enorme daño que provocan.



Dicen que la verdad siempre triunfa…
Yo creo que si también, pero a veces tarda más de lo que nos gustaría, hay mucha gente que aún permanece en el lado oscuro de la vida, mintiendo, deshonrando, manipulando a diestra y siniestra y con tanta habilidad, que genera adeptos que aceptan sin mucho cuestionamiento sus falacias.
Son menos los que persisten en la búsqueda de la verdad, esos que se hunden en aguas profundas para develar asuntos que fueron astutamente pergeñados. 

Son pocos también los que luchan porque a veces prefieren dejar pasar y que se olviden algunos temas, antes que invertir tiempo y esfuerzo en cuestiones engorrosas…
Pero no falta quien hace honor a sus valores, que busca la justicia y tiene el sentido común para buscar y rebuscar cuanta prueba fuese necesaria y desenmascarar al falaz. 

La verdad requiere de valor, coraje. Es una conducta, una decisión. Quien elige ese camino, logará paz y armonía. Todo lo contrario para quien se encierra en un mundo de engaños.
 La verdad requiere de valor, coraje. Es una conducta, una decisión. Quien elige ese camino, logrará paz y armonía. Todo lo contrario para quien se encierra en un mundo de engaños.
Se suele decir que es preferible una dolorosa verdad en vez de la incertidumbre que provocan las mentiras.


La verdad libera mientras que la mentira encadena


Hasta la próxima!!!