Para que un valor pueda cotizar en bolsa,
debe ser muy alto el precio del mismo.
En otros y ya lejanos tiempos, LA PALABRA regía. Quien la daba generaba un compromiso, un
pacto que generaba una deuda que valía su honor. Ese tiempo fue pasado. El
valor se ha perdido.
Es tiempo de recuperarlo. La palabra VALE y mucho. Entonces es nuestra misión individual
recobrarlo.
Hace tiempo abordamos el tema de LAS
PALABRAS…sobre su poder y alcance…Hoy, retomaremos el tema, recordando, fortaleciendo
y profundizando un poco más sobre el valor de éstas.
Porque CADA palabra tiene el inherente,
pero además está el que cada uno de nosotros le da al proferirlas y el que el
otro recibe al escucharlas.
Para mí, el verdadero valor es aquel que se
condice con lo que hacemos.
Nuestras palabras nos definen.
Cada una de las que pronunciamos, muestra lo
que somos.
Cada una de las que no acompañamos en su
más intrínseco significado, nos pone en evidencia, en todos los sentidos.
Ellas muestran nuestra cultura, nuestro
nivel de credibilidad, nuestra tolerancia, nuestro respeto, la confianza que
inspiramos…y sobre todo, nuestros valores y la visión de la vida que tenemos.
Sean éstas cultas o soeces, pomposas o
sencillas, siempre muestran gran parte de lo que somos.
Aunque haya quien intente disfrazar sus
discursos.
Nunca falta quien intentando personificar a
alguien más, apele al recurso de la expresión ostentosa, para “impresionar” a
su audiencia y termine atrapado en su cometido por utilizar palabras aparatosas
pero con poca coherencia.
No hace falta utilizar palabras señoriales para ser
más o menos que otra persona, cuanto más sencillo se hable, más fácil llegará
el mensaje.
¡Tenemos que saber que las palabras tienen
vida!!!
Que la dan o la quitan. No en un sentido
literal, en uno figurativo.
Pueden ser verdaderos tesoros resonando
como bellas melodías en los oídos de quien las recibe…y también pueden ser
disparos de cañón si se utilizan con intención de herir.
No es aceptable ni creíble decir: “Lo dije
en un momento de rabia”
Todos deberíamos saber que eso se traduce:
“Salió de la cárcel de mis pensamientos ocultos, cuya
llave la tenía la ira que las soltó”.
Y la ira no es buena amiga. De nadie.
Un
buen escritor expresa grandes cosas con pequeñas palabras; a la inversa del mal
escritor, que dice cosas insignificantes con palabras grandiosas.
Ernesto
Sábato
Coincido con el pensamiento de Sábato, pero
no solamente un escritor, también es válido para todas las personas que creen
que se ven mejor hablando de una manera casi teatral y en muchas ocasiones se
enredan en las palabras, haciéndolas incomprensibles…
Dijimos que las palabras tenían vida, poder
y alcance.
Pocas veces se conoce esto último. Su
trayectoria puede ser impredecible y causar efectos de variada magnitud, tanto
para bien, como para mal.
Las palabras generan todo tipo de efecto:
confianza, seguridad, tranquilidad, angustia, calma, alegría, tristeza, enaltecen,
detractan,
Dan y quitan.
Las palabras una vez pronunciadas,
no regresan
Por eso es mejor cuidarlas, porque nunca
sabremos a ciencia cierta su efecto en cada receptor.
Las palabras tienen PODER!
-
Alivian
-
Detractan
-
Ayudan
-
Hieren
-
Ilusionan
-
Amargan
-
Alientan
-
Desmoralizan
-
Brindan confianza
-
Quitan la esperanza
Y tantas, tantísimos sinónimos que no se
reducen a verbos, adjetivos o sustantivos abstractos.
De esto se trata, de comprender que la
PALABRA no puede ser arrojada al azar, no debería jamás ser dicha sin medir su
trascendencia.
Tomar con liviandad lo que decimos, pone en
riesgo nuestro honor, socavando nuestra integridad.
Es por demás corriente, que algunas personas
se dejen llevar por emocionalidad temporal, pronunciando declaraciones de las
que poco después no puede hacerse cargo.
Las promesas incumplidas hacen mella en
quien depositó su confianza en ellas, quebrantando su propia confianza y hasta
deteriorando su autoestima.
¿Cómo alguien podría decir ciertas cosas, prometer, jurar, ilusionar o generar expectativas que NO PUEDEN CUMPLIR, y luego pensar que su receptor no recibirá el impacto o efecto?
Todo lo que decimos lo causa.
Unos simples ejemplos bastarán para
graficar lo expuesto
-“Te voy a cuidar.” Pero NI se cuida, ni
se interesa, ni se preocupa por interiorizarse de lo que esa persona que
deseaba ser cuidada, contenida o apoyada, siente ante el incumplimiento.
-“Te amo/Te voy a querer
siempre.” Nadie
puede garantizar sentimiento alguno, pero tampoco generar ilusiones que son
emociones efímeras, que cambian de un instante a otro, casi sin transición,
demostrando que no había era verdadero, sino uno provocado por la emocionalidad
del momento…pudiendo causar daños severos en el otro ser humano.
-“Vení cuando quieras que siempre serás bien
recibido.” Y dura lo que la conveniencia de quien lo dijo.
Luego, no se atiende el teléfono, timbre o se buscan mil excusas para eludir el
asunto.
-“Contá conmigo.” Aclarando que debe ser referido a los dedos de la
mano, porque muchos que utilizan esa frase, lo hacen como cliché, a la hora de
la verdad NUNCA ESTÁN NI CERCA.
-“Cuando me necesités allí estaré.” Lo mismo
que en el caso anterior. Falta precisar: siempre que sea para algo divertido,
porque si necesitás algo que requiera mi esfuerzo…estaré…pero en OTRO LADO.
-"Te voy a respetar siempre.” Tema complejo. Habría que entender primero el
respeto para poder llevarlo a cabo.
-“Nunca voy a olvidarme de
vos.” En verdad,
nadie olvida a nadie, solo “se archiva” y se sigue adelante. Pero hay personas
que dejan de lado a quien una vez fueron parte de su vida (pareja, amigos,
compañeros y hasta familiares) cuando encuentran alguien nuevo más ameno, con
menos cargas, lo que fuera que fuese.
Lo
que muchos pareciesen no saber, es que esas
personas que fueron dejadas de lado, las siguen queriendo de alguna forma y se
contentarían con un mensaje, llamado o gesto de interés esporádico, solo para
saber que esa otra persona NO SE OLVIDÓ.
-“Lo que sea que necesites,
avísame.” Traducido sería: Avisame así busco alguna
excusa que me permita zafar.
-“Esto queda entre nosotros, no saldrá de mí.” Poco después a través de la hermana de la tía de
la cuñada del sobrino del yerno, nos enteramos de nuestro propio secreto con
lujo de detalles.
Vale aclarar que NO ES PARA TODAS LAS
PERSONAS, como digo en cada tema que publico: hay una gran diversidad, y por
suerte existen MUCHAS personas con valores bien asentados que combinan la
acción y la palabra.
“El que sabe hablar, sabe también cuándo”.
Arquímedes
De ahí la necesidad imperiosa de
coherencia, de RE VALORIZAR el valor perdido.
No siempre la promesa es hecha en falso,
tal vez es producto de no pensar lo que puede devenir de ella; Una gran
expectativa, una ilusión, un alivio, todo lo que mencionamos anteriormente y que
se convierten en una amargura de distintas magnitudes ante el incumplimiento.
Claro que todos podemos variar nuestra
opinión sobre uno o muchos asuntos. La clave está en manifestarlo a tiempo, en
dejar que el receptor de nuestras promesas, por menores que sean, ya no será
destinatario de las mismas. Tarea difícil… pero la que corresponde a la ética,
a la dignidad de ambas personas, quien emite y quien recibe.
No podemos quitarle el valor que cada
palabra, cada oración escrita o pronunciada tienen. Imaginemos que sabemos bien
lo que es la empatía…
¿Puede entonces alguien aceptar con agrado,
que nos prometan con creíble vehemencia tal o cual cosa, justo esa que
anhelamos, que nos hace o haría sentir felices, o que necesitamos….y que al
momento de esperar que se concrete, se hubo desvanecido todo rastro de las
mismas?
Dudo que la respuesta sea afirmativa. A
nadie que conozca le hace sentir bien la falta de correspondencia entre actos y
palabras.
Es un error creer que las palabras caen en saco roto o se las lleva el viento...
Las palabras no se las lleva el viento, las palabras dejan fuertes huellas en nuestro transitar.
Nuestras palabras deben ser nuestro honor,
nuestro contrato con los valores que poseemos.
Estamos a tiempo, siempre estamos a tiempo
de rever todo aquello que dentro de nuestros corazones sabemos que no fue hecho
correctamente. Todos tenemos la capacidad de discernir entre lo bueno y lo
malo, y también de cambiarlo.
Practiquemos día a día la empatía, la
solidaridad, el respeto que pedimos para nosotros en los demás, si uno lo hace
dos lo reciben, si dos lo reciben y lo propagan, el mundo entero se
beneficiará.
Puede sonar a idealismo, pero es tan real
que solo poniéndolo en práctica veremos el maravilloso cambio.
No
permitamos que se pierda el valor de la palabra. Nos pertenece. Nos define. Es nuestro
yo interno dándose a conocer.
¿Qué podría ser más hermoso que el sonido
que producen unas bellas palabras de amor, sean a quien sean dirigidas?
Desde
un bebé a un anciano, toda palabra dicha con amor, queda grabada en el corazón.
Por siempre. ❤
Hasta la próxima!!!
Loly