"El
lenguaje de la verdad debe ser, sin duda alguna, simple y sin artificios".
Séneca
Para hablar de “La
Verdad” creo oportuno remitirnos a su significado y definición.
“La verdad es la correspondencia entre lo que
pensamos o sabemos con la realidad”.
Esta supone la concordancia entre aquello que
afirmamos con lo que se sabe, se siente o se piensa. De allí que el concepto de
verdad también abarque valores como la honestidad, la sinceridad y la
franqueza.
Dijo una vez un gran poeta Persa llamado Rumi, que la verdad era un
espejo en las manos de Dios. Se cayó y rompió en pedazos.Todo el mundo tomó un
trozo de él, lo miró y pensó que tenía “La Verdad”.
El tema de hoy, no
se trata de analizar tal como lo hicieron los sabios y estudiosos, más bien, abordar
el concepto de “Verdad” desde un punto de vista cotidiano…recopilando
experiencias de unos y otros, buscando en ellas este reñido significado.
Estoy segura que
muchos de ustedes habrán presenciado o tomado parte de encendidas discusiones
sobre algún aspecto específico de la vida, en el cual cada participante
esgrimía tener la posesión de la verdad.
Probablemente,
quien haya participado en alguna de estas situaciones, se haya visto envuelto
en un atolladero colmado de argumentos y quizás también con alguien cuya
obstinación por defender a capa y espada su postura, lo posicionaba en el lugar
de alguien intransigente. (Su palabra: LA ÚNICA VERDAD, sin más opción).
Y si, a muchos nos
sucedió alguna vez toparnos con personas de esas características, inflexibles, tozudas,
incapaces de aceptar otro punto de vista más allá del propio. Inclusive algunos
a sabiendas que su argumentación resultara pobre…
Y es que hay
personas capaces de decir cualquier cosa, ofrecer todo tipo de argumentos, sean
o no verdaderos, con tal de lograr el cometido de imponer su criterio.
Aquí deberíamos
hacer un breve resumen de lo que dice la Filosofía sobre verdad absoluta y verdad
relativa para intentar darle forma a tan complejo asunto.
·
Verdad
Absoluta: Son proposiciones absolutamente ciertas o absolutamente
falsas, sin restricciones ni puntos medios.
·
Verdad
relativa: Son proposiciones ciertas, consideradas sobre algún
criterio en particular.
Cabe preguntarse
entonces si alguien hace una proposición cierta ¿deberíamos dar ésta por verdadera
aunque fuese para nosotros falsa?
En primer lugar
deberíamos tomar en cuenta cual es la proposición
y que valores involucra. Porque LA VERDAD comprende concepciones y valores. Por
lo cual, cuando lo dicho por alguien atenta contra éstos, o las creencias y
convenciones sociales, se convierte en una verdad relativa, algo que solo atañe
a quien lo expresa.
Hemos visto pueblos
enteros matando en nombre de la ésta... Se oyeron atrocidades aludiendo
veracidad y se cometieron abusos alegando una causa verdadera, aunque estuviese
muy lejos de serlo para una enorme mayoría de personas.
Ejercer la violencia para imponer un criterio no puede ser nunca visto
como un acto válido ni verdadero.
Algunas personas
sostienen que solo es válida es su versión de tales o cuales hechos, discuten
hasta agotar todo recurso y resulta agobiante tratar de llegar a algún acuerdo con
ellas porque mantienen la postura que siempre tienen la razón. No hay forma que
escuchen otro enfoque diferente al suyo. Para ellos, el resto está equivocado.
¿Es que acaso son
los dueños de la verdad?
¿Qué tan verdad
podría ser entonces si alguien cree estar en lo cierto cuando está obrando mal
para otros?
Escuché una vez a
una psicóloga decir que un mentiroso dice la verdad, aunque para otros sea una
mentira, ya que éste sujeto, dice lo que es para el/ella una cuestión cierta.
Me costó mucho comprender
eso hasta que entendí que cada quien se maneja en la vida con el aprendizaje
recibido…y también con el que decide, si logra despegarse y trascender lo mal
aprendido.
La verdad se opone a la mentira.
Entonces se
presenta el gran debate de cómo discernir cuando alguien está mintiendo
deliberadamente para llevar a cabo su cometido y cuándo la honestidad de la
causa defendida está presente.
En lo personal, encuentro
una gruesa línea divisoria entre decir la verdad, esa que tiene base,
argumentos, la que es una convicción con sustento, la intención de decir la
verdad y las verdades que son dichas
en medio de estados de emocionalidad.
¿Podríamos entonces
dar por “Verdad” aquello que fue dicho en un momento de euforia, necesidad o interés particular?
ü
-“No
repetiré ese error nunca más” (a los tres días, sin contar feriados, incurre en
la misma falta)
ü
-“En
breve pongo fin a esta situación, definitivamente” (los días pasan y todo
continua igual)
ü
-“Soy
de esas personas que cuando quieren de verdad, luchan por su objetivo por
difícil que sea”... (a la menor de ellas huyen con una letanía de excusas). .
ü
-“Jamás
dejaría a mis amigos de lado por una pareja, los amigos son para siempre… (y la
pareja se sacó el medio a todos los amigos).
Estos ejemplos que
son apenas una minúscula referencia, intentan mostrar a las “proposiciones”, como
verdaderas pero son a todas luces, absolutamente superficiales, poco veraces.
Las
“verdades/mentiras más comunes escuchadas son además mayormente muy dañinas.
Hay muchas
personas, de ambos sexos, que utilizan frases hechas, trilladas, pero si el
receptor está por demás necesitado de palabras de aliento, estímulo o afecto, estas
aseveraciones dichas al azar o como bien dije en el párrafo anterior, producto
de una emoción temporal, el daño provocado podría ser severo y difícil de
superar.
Además, dependiendo
de quién provengan y hacia quien se dirijan, podrían ser heridas emocionales
difíciles de superar, tales como:
§
Te
amo. No lo digo si no lo siento.
§
Quiero
que vivamos juntos, casarnos, tener hijos.
§
La
próxima vacante, serás la primera persona que convoque.
§
Te
voy a esperar toda una vida si es necesario.
§
Nunca
más te trataré de mal modo.
§
Jamás
te mentiría, siempre voy de frente
§
No
hay nada entre ella/él y yo.
§
Yo
no traiciono, hablo de frente.
§
No
puedo dejarla/o porque temo atente contra su vida.
§
Cuando
me necesites, no dudes que allí estaré, siempre.
§
Voy
a luchar por nuestro amor, cueste lo que cueste.
§
Nunca
encontraré alguien que se te parezca.
( ...y miles de opciones similares.
(
Puede suceder
también que lo dicho sea “verdadero” en el instante de ser pronunciado, pero si
no es sostenido en el tiempo pasa a ser inválido, ya que
quien asevera con liviandad, o se convierte en alguien poco confiable, o lo es
por naturaleza y su integridad…se desintegra…
Convengamos
entonces que la verdad que cada quien esgrime, es la concepción personal sobre
tal o cual tema.
Producto de una
serie de factores que llevan a cada quien, a pensar de una forma particular que
tiene que ver con la educación recibida, los valores inculcados y aprendidos,
el medio en el cual la persona se haya desarrollado, las experiencias de vida y
sus hábitos., Entre otras cosas…
PERSONAL. INDIVIDUAL. PROPIA.
No es LA VERDAD
necesariamente.
¿Cómo podríamos
llegar a algún tipo de acuerdo, negociación o pacto si cada quien sostiene que
SU punto de vista es el que cuenta?
Por ejemplo, si un
hombre está convencido que una mujer no puede alcanzar el mayor grado en su
empresa y que esto le es reservado al género masculino, éste hará lo posible o
imposible para que el puesto de mayor jerarquía lo tome un varón. Sea o no más
capaz de desempeñarse eficazmente, la decisión vendrá de sus concepciones.
Parece imposible en
el siglo 21, pero sigue sucediendo en muchos lugares todavía. Hay múltiples
empresas cuya cúpula está conformada por hombres exclusivamente.
También y por mucha
igualdad de géneros que se pretendan blandir, las mujeres tienen que lidiar con
muchas más trabas para alcanzar autonomía, salvo excepciones por supuesto.
Mi punto de vista
sobre esto, es que debemos reconocer a cada quien, Al que se cree “dueño, amo y
señor” que intenta imponer su verdad, al que escucha y analiza, al que es capaz
de debatir y negociar y al que no diferencia entre verdad y mentira. Quizás no
sea una tarea sencilla, pero quien va tras la verdad, no cejará hasta
encontrarla. Porque más allá de los puntos de vista personales, que muchos
pueden ser absolutamente respetables, la verdad es transparente, no deja lugar
a dudas. Quien la busque, la reconocerá.
La verdad no
necesita adornos. Cuanto más sencilla, más confiable.
La verdad no se
pierde en largas explicaciones. Argumenta con sentido.
La verdad es clara,
transparente, simple y contundente.
La verdad puede ser
ocultada, pero en un altísimo porcentaje, tarde o temprano sale a la luz.
La verdad involucra
valores como honestidad, integridad y respeto por el prójimo. En todos los
ámbitos, laborales, familiares, políticos y religiosos. Esa es la razón por la
que resulta muy difícil comprender por qué algunas personas mienten tan
convincentemente, que hasta pareciese que no alcanzan a medir el enorme daño
que provocan.
Dicen que la verdad
siempre triunfa…
Yo creo que si
también, pero a veces tarda más de lo que nos gustaría, hay mucha gente que aún
permanece en el lado oscuro de la vida, mintiendo, deshonrando, manipulando a
diestra y siniestra y con tanta habilidad, que genera adeptos que aceptan sin
mucho cuestionamiento sus falacias.
Son menos los que
persisten en la búsqueda de la verdad, esos que se hunden en aguas profundas para
develar asuntos que fueron astutamente pergeñados.
Son pocos también los que
luchan porque a veces prefieren dejar pasar y que se olviden algunos temas, antes
que invertir tiempo y esfuerzo en cuestiones engorrosas…
Pero no falta quien
hace honor a sus valores, que busca la justicia y tiene el sentido común para
buscar y rebuscar cuanta prueba fuese necesaria y desenmascarar al falaz.
La verdad requiere
de valor, coraje. Es una conducta, una decisión. Quien elige ese camino, logará
paz y armonía. Todo lo contrario para quien se encierra en un mundo de engaños.
Se suele decir que
es preferible una dolorosa verdad en vez de la incertidumbre que provocan las
mentiras.
La verdad libera mientras que la mentira
encadena.
Hasta la próxima!!!